Quince años han pasado desde que un Miércoles Santo gaditano, un paso de palio de una muy querida Hermandad gremial como ella sola, cigarrera como mi familia y cigarrero como fui yo. Fuera el comienzo de tanto trabajo realizado desde entonces, de tanto buen hacer en un tema tan complicado como, no ya ser capataces, si no para ser hoy en día de los mas consagrados como tales, y de los mas solicitados por muchos cofrades para que ellos se hagan cargo de sus correspondientes pasos.
Pero mucho mas hacia atrás de estos quince años, ya existían estos hermanos en el mundo de nuestra Semana Santa, en mi memoria guardo muchos recuerdos, estampas y momentos puntuales de mis vividas Semanas Santas, y una de ellas son los manigueteros de, cuando aun no iban tapados con sus correspondientes gatos, del paso de Palio de la Virgen de la Amargura. Lugares privilegiados y seguro que responsable de que estos hermanos cambiaran el palo en el hombro, la horquilla y hoy en dia tengan en sus haberes las responsabilidades de, no solo llevar a determinadas imágenes en procesión, si no tener una legión de hombres junto a ellos, con la única premisa de magnificar cada una de sus correspondientes salidas procesionales.
Fueron ejemplos de cargadores, fueron ejemplos de manigueteros, son ejemplos de capataces, pero yo los considero ejemplo de compromiso cofrade y por supuesto ejemplo como tales.
Que estos años, quinces como las niñas bonitas de Cádiz, sean siempre estos mismo quince años de tanto buen hacer, que estos quince años sean siete veces multiplicados y que vuestro trabajo sea ejemplo de futuro. Que quince años no son nada, si con ello lográis que un solo paso de misterio, un solo paso de palio, una sola imagen sagrada, cambie el semblante del cofrade, cuando ven tanta maestría en sus cargadores, y por supuesto en sus capataces.
Quince años pues felicidades, pero que cumpláis muchos mas.
.- Aprovecho y muestro su página web, regalo de uno de sus compañeros y amigo, con motivo de esta efeméride:
http://hermanosmartincadiz.blogspot.com/
“A la pa de Dió”
Pero mucho mas hacia atrás de estos quince años, ya existían estos hermanos en el mundo de nuestra Semana Santa, en mi memoria guardo muchos recuerdos, estampas y momentos puntuales de mis vividas Semanas Santas, y una de ellas son los manigueteros de, cuando aun no iban tapados con sus correspondientes gatos, del paso de Palio de la Virgen de la Amargura. Lugares privilegiados y seguro que responsable de que estos hermanos cambiaran el palo en el hombro, la horquilla y hoy en dia tengan en sus haberes las responsabilidades de, no solo llevar a determinadas imágenes en procesión, si no tener una legión de hombres junto a ellos, con la única premisa de magnificar cada una de sus correspondientes salidas procesionales.
Fueron ejemplos de cargadores, fueron ejemplos de manigueteros, son ejemplos de capataces, pero yo los considero ejemplo de compromiso cofrade y por supuesto ejemplo como tales.
Que estos años, quinces como las niñas bonitas de Cádiz, sean siempre estos mismo quince años de tanto buen hacer, que estos quince años sean siete veces multiplicados y que vuestro trabajo sea ejemplo de futuro. Que quince años no son nada, si con ello lográis que un solo paso de misterio, un solo paso de palio, una sola imagen sagrada, cambie el semblante del cofrade, cuando ven tanta maestría en sus cargadores, y por supuesto en sus capataces.
Quince años pues felicidades, pero que cumpláis muchos mas.
.- Aprovecho y muestro su página web, regalo de uno de sus compañeros y amigo, con motivo de esta efeméride:
http://hermanosmartincadiz.blogspot.com/
“A la pa de Dió”
1 comentario:
Curso, me has dejado sin palabras. Tu corazón, grande por excelencia, denota tu gratitud, tu caballerosidad y tus buenas maneras, al escribir este artículo de dos personas, dos hermanos, que aman y siente como tú, este mundo apasionado de nuestra Semana Santa gaditana. No tengo palabras para agradecértelo, pero sabes el aprecio que te tengo y el valor tan grande que le doy a tus escritos.
Por ello, permíteme la osadía de darte las gracias en su nombre, y por supuesto, en el mío propio.
Ojalá que dentro de diez años pueda nuevamente agradecerte tus palabras, al cumplirse las bodas de oro de estos capataces consagrados.
Un fuerte abrazo.
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