Carlos Alarcón, el periodista

Les resulta a algunos molesto leer la columna el Guardabrisas que publica los domingos el Diario de Cádiz. Comprendo que no les sea de su agrado ver como el periodista, bajo su subjetiva opinión, arremeta a veces vorazmente contra alguien o contra alguna institución eclesiástica. Llámense Cofradía, Consejos o incluso el propio Obispado. O que opine bajo su prisma algo que se sale de lo cánones tradicionales

Comprendo que ha nadie le gusta ser el ataque de Carlos Alarcón cuando este usa su afilada y viperina lengua, pero en cambio si queremos ser la señal o punto de mira cuando toca un reconocimiento. Conozco pocas gente que leyendo su columna alabe a Carlos, llegando incluso a ningunear su trabajo, ¡pero coño!, no nos perdemos esa columna, cogemos el diario y antes de ver por ejemplo la cartelera del Cine Terraza, hemos llegado hasta la página en cuestión, para leer lo que aun no nos habíamos enterado y de lo que sabíamos, su opinión personal.

Existe un dicho que dice “que hablen de ti aunque sea bien”, lo fácil es que lo hagan mal. Buscar los tres pies al gato no es tarea difícil si le hacemos al trabajo de Carlos puntual referencia, y lo que es hablar de el y su columna, de una forma u otra, ya lo tiene mas que conseguido. No hay domingo que coincida con alguien relacionado con el mundo “semanasantero” que no salga la conversación o pregunta de ¿con que nos ha deleitado hoy El Guardabrisas?, ya con eso el periodista debe de sentirse satisfecho. Que después hagamos simples opiniones, critiquemos sobre ella y/o le pongamos vestido de limpio, supongo que Carlos lo tendrá asimilado, pues hasta el debe de saber que para poder hablar con toda libertad, debe de soportar que con el hagan lo mismo. A veces pienso que el que lo pongan a parir o lo vistan de limpio por su mordaz lenguaje cofradiero debe de entrar en su contrato como columnista dominical.

“A la pá de Dió”