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domingo, 8 de noviembre de 2009

Opiniones y homilías

Me gusta mi parroquia, y me gustan sus sacerdotes, sus catequistas, sus gentes, pero reitero, todo por que me gustan sus curas.

Me gusta el ir a las celebraciones que realizan, son alegres, rebosan sonrisas, tanto los celebradores como los celebrantes allí se encuentran o nos encontramos muy a gusto. Y me gusta como hablan sobre la palabra de Dios, nunca he oído reproches directos a nada, ni a problemas sociales ni de otra índole. Para todo se suele pedir que se rece por que se solucione, no de hacer un golpe de estado, ni cambiar una opcion de voto, ni reprochan actitudes de nadie..... Estoy hablando del Buen Pastor de San Fernando.

Pero en cambio no hace mucho fui a una boda en la Iglesia de La Palma gaditana ante la imagen chiquita mas viñera y me resultó llamativo alguna de las palabras del oficiante, y no es que yo me asuste, pero me parece fuera de lugar pues se trataba de una misa, no de un mitin político.

El tema del aborto todos sabemos que los cristianos no debemos de estar a favor, la Iglesia veo estupendo que debe de concienciar para que no se interrumpan los embarazos, pero no veo que se trate el tema como que el gobierno es la misma estampa del demonio…. ¡total!.

O sobre los matrimonios que se realizan por lo civil. Pienso que es mas bonito el contraer matrimonio por el rito cristiano, y si es el caso que me refiero ante su titular es todavía mas emotivo. Pero tildar de mamarracho con todas sus letras a la celebración civil no creo que sea lógico de un sacerdote que debe de promover la cordialidad entre todos, para conseguir tener respeto mutuo.

Pero mamarracho fue un cura en la ciudad de Jerez también en una boda, en la que antes de despedir a la asamblea con el tradicional ¡Podéis ir en paz! Contó la póstula dividiendo las monedas y reprochando a los asistentes y ante los propios contrayentes las según él escasas aportaciones voluntarias.

Después se preguntan muchos porqué las iglesias están vacías, y es porqué no saben atraer a los feligreses como los hacen en el Buen Pastor, con cariño, alegría y sobre todo con respeto.

A la pa de Dió.

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