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jueves, 6 de octubre de 2011

Los nardos del reencuentro

No hacen falta calendarios que marquen las fechas ni proclamas que anuncien aquello que los sentidos se encargan de descifrar. Por la Plaza de las Flores huele a nardos que pregonan, indefectiblemente, el reencuentro de Cádiz con su Patrona. Aroma de nardos que es símbolo inconfundible de la llegada del mes de octubre. Fragancias de la Virgen más Gaditana, en esa mariología nunca escrita del corazón que atrapa devociones y le pone rostros de Mujer.

Varas de nardos en las pequeñas manos de los niños de Cádiz, oferentes de la inocencia de una fe incipiente, nueva, sin alardes ni grandes pretensiones. En el rito de la ofrenda infantil a la Patrona late, sin dudas, la semilla de la transmisión de nuestra propia fe adormecida por las modas y los tiempos; quizá perdida por tanto discurso teórico, tanta valoración y tanta medida, cuando la fe, en esencia, es inmedible e invalorable. A las puertas de los colegios, niños con nardos en las manos que serán depositados a las plantas de la Virgen en Santo Domingo. El reencuentro de Cádiz con su Patrona... Porque en esos nardos también va la ofrenda de muchos que olvidaron sus creencias o renunciaron a ellas, pero que ponen en las manos de sus hijos un retazo de fe escondido en algún pliegue del alma.

Siglos de historia escrita a golpes de mar. Porque así escribe Cádiz su propia historia trimilenaria. Sobre la mar de la fe de Cádiz, navega la barca a menudo zozobrante del amor, de la que Ella es Capitana y Galeona. Mar de nardos a los pies de la Virgen, ramilletes de amor brotados a sus plantas, perfumando la tarde gloriosa del reencuentro con su pueblo por calles y plazas. Cádiz es quien la sigue y la acompaña, quien la lleva y la contempla, desgranando las cuentas de un rosario que componen un único misterio: el de la eterna hermosura de sus ojos inmaculados. Una única letanía que musitan, cada siete de octubre, los labios del alma: Virgen Santísima del Rosario Coronada, ruega por nosotros...
                                                              Miguel ängel Novo Pérez

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